La enfermedad inflamatoria intestinal está en aumento en los países occidentalizados. En individuos genéticamente predispuestos, diferentes factores favorece la pérdida de la tolerancia hacia la microbiota intestinal, produciéndose daños en los tejidos e inflamación crónica.
Entre los factores de riesgo ambiental se encuentra la dieta. Dietas con alto contenido en sacarosa, hidratos de carbonos refinados (bollería, azucares…. ), ácidos grasos poliinsaturados omega-6 (aceites vegetales) y con bajo contenido en fibra se relacionan con un mayor riesgo.
Como alimentos protectores la cúrcuma (altamente usada en la industria alimentaria) el ginseng, la alcachofa y te verde parecen tener un efecto protector, así como los antioxidantes(vitaminas A, C y E), la vitamina D (pescado, frutos secos…) Folato (verduras, cereales, frutas) selenio (nueces, avena, arroz, melocotón, cebolla y tomate entre otros)
En relación a la evolución de la enfermedad, una dieta con elevado contenido en carne y alcohol aumenta la probabilidad de recaída en la Colitis Ulcerosa, mientras que el elevado consumo de azúcares refinados lo hace en la Enfermedad de Crohn.
En términos generales, una alimentación rica en pescados, sobretodo azules, frutas y verduras parece tener un efecto protector, mientras que los azucares y el consumo de grasas perjudican al desarrollo de la enfermedad.