Dicen que el café retiene líquidos, luego nos lo venden para eliminar la celulitis, mas tarde nos afirman que es bueno para quemar grasa… ¿Qué nos creemos?…
Lo importante es saber que el café tiene un componente, el ácido clorogénico, que disminuye la grasa corporal, sobretodo la grasa abdominal y la que rodea nuestras vísceras, como el corazón (grasa perjudicial para la salud).
¿Cómo lo hace? Impidiendo el crecimiento de las células que almacenan nuestra grasa (adipocitos) y disminuyendo la absorción de glucosa en el intestino delgado, lo que resulta beneficioso para el control de peso. También es capaz de regular la saciedad, pero esto sólo lo consigue si su consumo es regular.
Sabiendo esto podemos responder a la pregunta ¿dentro de un estilo de vida saludable podemos incluir el café?… SI, ¿por qué? Porque el café tiene un llamado efecto termogénico, que no es otra cosa que generación de calor y lo consigue con la oxidación de las grasas (quemándolas ). Esto se debe a que activa nuestro sistema nervioso que es el responsable de que el café “nos despierte” (Greenberg y col, 2006). Pero este efecto termogénico no dura todo el día, dura sólo 3 horas.
Teniendo en cuenta los estudios de Ota y col (2010) que indican que el café provoca una mayor movilización (32%) de las grasas postpandriales (después de las comidas) y los estudios realizados por Westerterp-Plantega (2010) que indican que una taza de café en el desayuno aumenta un 16% el gasto energético, en comparación con un desayuno con café descafeinado; no es una mala idea despertarse con una taza de café en las manos y tomarlo después de comer, pero eso si, con cafeína.
Aún sabiendo todo esto, no olvides que para prevenir la obesidad lo más importante es ser activo físicamente y tener unos hábitos alimentarios sanos, a fin de cuentas, saber comer sano y hacer ejercicio; para ello, debes estar alerta para descubrir tus hábitos “malos” o pide cita con un nutricionista para así aprender a comer.
