El huevo antiguamente se le relacionaba con la elevación del colesterol sanguíneo y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, pero hoy se sabe que no es así.
Alimento equilibrado con proteínas fáciles de digerir, posee un equilibrio en aminoácidos esenciales próximo al de la proteína ideal. No hay diferencias nutricionales por la intensidad del amarillo de la yema ni del color de la cáscara (blanca o morena).
Aporta una amplia gama de vitaminas (A, B2, B12, D, E, etc.) y minerales (fósforo, selenio, hierro, yodo y zinc) que ayudan a cubrir las ingestas diarias del adulto. Su bajo aporte calórico contribuye a formar parte de una dieta hipocalórica. Como dato importante señalar que contiene colina (importante en el funcionamiento celular) y antioxidantes como luteína y zeaxantina relacionados con la prevención de la degeneración macular y las cataratas.
En su yema esta el colesterol y casi todos los lípidos, algunos esenciales, destaca el ácido oleico y la favorable relación ácidos grasos monoinsaturados/saturados.
Estudios científicos demuestran que la influencia de la ingesta del colesterol dietético en el colesterol sanguíneo es poco importante y que la elevación del colesterol sanguíneo depende mas del tipo de grasa de la alimentación que de la ingesta del mismo.
Podemos concluir diciendo que el huevo es un alimento con una alta densidad de nutrientes y componentes beneficiosos. En una alimentación equilibrada se deben consumir de 3-4 veces a la semana.