La ingesta de ácidos omega 3 (n-3), en especial de DHA (docosahexaenoico) y EPA (ácido eicosapentanoico), poseen diversos usos terapeúticos. La ingesta de cantidades recomendadas de estos n-3 reducen los triglicéridos, la presión sanguínea, el riesgo de ataques al corazón, las arritmias cardiacas y los desórdenes psicológicos como la esquizofrenia y Alzheimer. Recientemente, se ha observado que las dietas con alto contenido en n-3 reducen el riesgo de desarrollar cáncer colorectal, pero no esta del todo claro que los n-3 reduzcan la metastasis y la incidencia de cáncer, aunque si es aconsejable tomar pescado azul 2 veces/semana en pacientes con cáncer de colon.
La fuente dietética de n-3 se realiza principalmente a partir de pescado azul (sardinas, arenque, anchoa, salmón…) o mediante el consumo de suplementos de aceite de pescado. Aunque también podemos encontrarlos en ciertos aceites de semillas como el aceite de germen de trigo. Sin embargo el consumo en altas dosis ( > 7.5mg/día) elevan la glucosa en ayunas de pacientes diabéticos e incluso si esta ingesta se mantiene en el tiempo puede generar hipervitaminosis A y D e hipertensión en algunos pacientes sensibles.